CLAVES PARA LA CONSTRUCCIÓN DEL DISCURSO
- Carlos Canal
- Apr 23, 2015
- 3 min read
Aristóteles establecía un proceso de 5 etapas sucesivas para producir un discurso. En este post te las mostramos y te damos algunas claves para mejorar tu oratoria.

INVENTIO
Se trata de encontrar y definir el tema o idea central de la que vamos a hablar y definir el objetivo que queremos conseguir con nuestro discurso. Intentaremos que sea algo en lo que podamos aportar alguna novedad y que interese a nuestra audiencia. Evidentemente, si conocemos bien el tema y creemos en ello, facilitaremos a los oyentes que disfruten de nuestra exposición. Es fundamental que clarifiquemos el objetivo de nuestro discurso: ¿queremos trasmitir conocimiento? ¿queremos modificar conductas en nuestra audiencia? ¿queremos trasmitir emociones?...
Por otra parte, en función de la temática elegida, el discurso podrá ser más o menos formal, para lo que deberemos adaptar cada una de las siguientes fases al tratamiento que le queramos dar. Por último, buscaremos un título sugerente para nuestro discurso, que sintetice la idea central a tratar y que capte la atención de la audiencia.
DISPOSITIO
Se refiere a la estructura del discurso y a como disponer sus partes de la manera más adecuada, de forma que éste sea dinámico, atractivo y mantenga a la audiencia atenta a lo que vamos a decirles.
La organización de la estructura de un discurso es algo similar a la representación de una obra de teatro con diferentes actos que van dirigiendo al espectador a lo largo de la acción. Eso es lo que debemos hacer en esta fase, definir bloques que nos permitan llevar a nuestra audiencia desde el inicio hasta el final de nuestra exposición, por un camino lógico y sencillo para que, de una forma natural y agradable para nuestro público, podamos alcanzar nuestro objetivo en el discurso.
La estructura más sencilla y que como mínimo debemos cumplir es:
- Introducción: debe incluir nuestra presentación como ponente y la del tema del que vamos a hablar.
- Cuerpo: donde pasaremos a desarrollar con argumentos, datos, ejemplos y anécdotas, cada uno de los puntos o actos que hemos definido.
- Conclusión: donde resaltaremos los argumentos centrales de nuestro discurso, sacaremos una conclusión y nos despediremos.
ELOCUTIO
En este momento deberemos elegir las palabras más adecuadas, adaptándolas a nuestra audiencia y al contexto en el que vayamos a hablar. Deberemos elegir además, otros recursos como imágenes, videos, gráficos, datos, silencios, preguntas... que darán soporte a nuestro discurso, de forma que refuercen nuestro mensaje pero sin robarnos el protagonismo y por tanto la atención de los oyentes. En nuestro discurso, lo importante debe ser lo que decimos, y lo demás, debe ser un refuerzo de nuestras palabras.
MEMORIA
Esta fase es bastante obvia y consiste en algo que algunos denominan de la siguiente forma: Practica, practica y practica, y cuando ya tengas practicado tu discurso, vuelve a practicar.
A la hora de preparar un discurso, dispones de varias técnicas:
- Improvisación total, técnica reservada a los grandes oradores con mucha experiencia y expertos de la temática de la que van a hablar. No es muy recomendable salvo que nos surja algún imprevisto que nos obligue a ello.
- Improvisación preparada, técnica donde se toma un guión como referencia, que previamente hemos preparado y memorizado. Ese guión lo desarrollaremos durante nuestro discurso utilizando las palabras que nos surjan en ese momento a pesar de que deberemos haber ensayado previamente. Este es uno de los métodos más utilizados y eficaces, que sobre todo aporta naturalidad en nuestro discurso.
- Memorización del texto, es decir, su reproducción exacta durante el discurso. Esta técnica deja expuesto al orador a posibles fallos de memoria y puede resultar poco natural. Como punto positivo, la memorización nos permitirá seleccionar de una forma más adecuada las palabras a utilizar en nuestro discurso.
ACTIO
Finalmente, la actuación, realizar la acción de emitir el discurso. Es importante que el orador proyecte en su discurso tanto su dimensión profesional como la personal. Es decir, en un discurso, mostraremos nuestra competencia en el tema del que hablamos, pero también mostraremos nuestra personalidad. Es importante el carisma del orador y que logre enganchar al público para que el resultado final sea el deseado. Así, el conferenciante, debe entregarse plenamente al discurso y a la audiencia. Debe ser el motor que mueva la presentación.
Tenemos que prestar mucha atención a nuestra comunicación verbal y a la no verbal. Es recomendable grabar uno de nuestros ensayos y analizar si se nos entiende bien y si transmitimos no sólo conocimiento y experiencia, sino también honestidad y sinceridad. Debemos mostrarnos seguros y convencidos de nuestro mensaje (a esto nos ayudará la preparación y ensayos previos) y hablar con sencillez, empatía y simpatía. Y sobre todo, sonreír de vez en cuando, que es gratis y la audiencia lo agradecerá.
Esperamos que este proceso te resulte de utilidad y siguiendo estos consejos, tus discursos sean cada vez mejores.
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